jueves, 23 de junio de 2011

Diálogos: Álgebra Cardíaca.

En mi piso. Noche de fútbol televisivo. Después de 85 minutos de partido taquicárdico (empate a cero hasta el momento, por cierto) llaman al timbre, de modo que el primer tanto del encuentro auscultando el interfono me encuentra. Una vez ahí me quedo mirando, incrédulo, el aparatejo. Él no me mira, no puede. Berrear sí. Y lo hace hasta que aprieto el botón que comunica con el portal.

    -¡Me cago en...! ¡Espero que sea importante o...! -Desde el comedor, la multitud presente en el estadio ruge otra vez. Otro gol. Van dos seguidos en apenas el minuto que llevo ausente. Mis colmillos crecen.
    -Hola, soy yo... ¿Me abres?
    -¿"Yo"? ¿Cómo que "yo"? ¿Quién es "yo"?
    -Oye, ¿no crees que deberías repasar gramática y capacidad de auto-análisis? Tu voz suena muy bonita por este trasto, en serio, pero aquí abajo hace frío, ¿sabes?
    -Mira, ni sé quién eres ni me importa, ahora mismo estaba...
    -Pero cómo puedes ser tan miserable... Anda, abre la puerta, necesito que me den un masaje...
    -Pues el masaje te lo va a dar tu santa abuela. Audfiersen...
    -¡Ey, tú! Que aún no...


    Más allá del pasillo en penumbra, la rugiente masa vuelve a entonar su catártico cántico. Y van tres. Tres goles. Y yo todavía no he visto ninguno. Clavo la mirada, aún más si cabe, en el maléfico artefacto y gruño y ladro mientras vuelvo al cálido refugio de los rayos catódicos y su influjo liberador.

    -Habráse visto semejante insolencia... -Ataco con furia la bolsa de patatas chips y compruebo, consternado, que el encuentro no sólo ha finalizado, sino que además han dado paso a publicidad, así que no tengo ni idea de cómo ha quedado el marcador.

    Me giro y ahí está, con los brazos en jarras, en la puerta del comedor.

    La Sombra.

    -¿Te parece bonito dejar a una dama a la intemperie? Por cierto, a ver si arreglas la luz del pasillo... Con tanta penumbra no distinguía ni mis propios pies. No veas el golpe que me he dado en la espinilla contra tu relicario... Espero que la estatuílla de la Virgen de Lourdes fuera barata, porque ha quedado hecha trizas...
    -¿Pero tu qué haces aquí?
    -Es que te echaba de menos... Eres tan mono...
    -Mira, Sombra, esto es hallanamiento de morada...
    -"Allanamiento" va sin hache.
    -Por mí como si va en coche... Además, seguro que hay alguna ley que prohíba a las sombras andar por ahí sueltas después de las diez de la noche.
    -Tú deliras... ¿Tienes algo caliente? Un té me vendría de coña...
    -¿Un..? Ey, ey, ey, haz el favor de levantarte de esa butaca, que todavía la estoy pagando y fijo que me la pones perdida...
    -¿Siempre estás tan tenso? Anda, dime dónde está la cocina... Pero que sepas que tu sentido de la hospitalidad deja bastante que desear. Dum Durum Duruuum...

    Me dejo caer en la susodicha butaca, falto de fuerzas.

    -Ahí, ahí al fondo... -digo, con un hilo de voz-. ¿Y cómo diablos has entrado?
    -No maldigas tanto que es malo para el colesterol... Me he encontrado con una vecina tuya y le he dicho que soy tu sobrina recién llegada de una isla del Trópico.
    -Fantástico. Ahora el vecindario en pleno creerá que soy un degenerado.
    -Por eso no te preocupes. En realidad, te consideran un psicópata total. ¿No te has fijado en que nadie quiere subir contigo en el ascensor? Oye, ¿dónde guardas la leche?   
    -Pues en la nevera, dónde va a ser...
    -Ay, claro, qué tonta... ¿Sabes que tienes muy preocupada a esa chica del otro día? ¿La del cine? Fuimos a tomar un café y estuvimos hablando...
    -¿Qué? ¿Cómo que fuisteis...?
    -Además de tenso y poco hospitalario, sordo. Chaval, lo tuyo es un pleno al quince... Pues nada, que me dijo que le gustas mucho y tal, pero que no ve claro lo de seguir contigo... Dice que está bien que seas tan atento en la cama, pero que la última semana deberías haberte dado cuenta de que, si tu partenaire se queda dormida durante los preliminares, algo huele a podrido en Dinamarca.
    -De hecho, algo huele a podrido aquí, en el salón... ¿No habrás pisado una mierda de perro en la calle?
    -No me cambies de tema que tú y yo ya nos vamos conociendo, malandrín... Es muy bonita, tengo que reconocerlo. Al menos tienes buen gusto.
    -¿Bonita? ¿La mierda?
    -¡LA CHICA! Si es que no te enteras, Onda, joer... Toma, bébete esto y te sentirás mejor.
    -Y un huevo de colón voy a tragarme ese mejunje. Tiene toda la pinta de ser agua encharcada.
    -Pssst, Pssst; a palabras necias... Es un mojito "a la sombra".
    -A la sombra me veo yo dentro de poco... A la sombra del Hospital Psiquiátrico.
    -Siempre quejándote... ¿Qué? ¿A que está rico?
    -Puuuuuuaaaaaaaaaaaaaajjjjjjj, ¡qué asco! ¿Y a esto le llamas mojito? ¿No habrás utilizado limpiacristales en lugar de ron? Ostiascómomepicalalengua... Oye, ahora que lo pienso, en mi cocina no hay menta...
    -Ya, ya, me he dado cuenta... Don´t worry, he trincao unas cuantas hojas de la planta que tienes ahí encima de la nevera...
    -¡Ezo zon ortigaz!
    -¿Qué te pasa en la boca? ¡Uy, cómo se te está poniendo la lenguaaaaa! Ahora si que esa chica no querrá saber nada de ti, si ya te lo decía yo...
    -Mehtoymareando...
    -Anda, tontorrón, acuéstate en el sillón y déjame hacer a mí, ya verás cómo se te pasan las penas en un tristrás... -
    -¡Zocorroooooooooo!


SI QUIERES LEER LA PRIMERA PARTE DE ESTA SOBERANA GILIPOLLEZ, TÓCAME

4 comentarios:

  1. Me ha gustado más esta segunda parte de tus aventuras con la sombra, no me preguntes por qué. Será que le he cogido cariño. "El corazón tiene razones que la razón no entiende" :P

    ResponderEliminar
  2. Oh, soy una sacrílega, he escrito La Sombra en minúsculas sin querer :(

    ResponderEliminar
  3. Te perdono por el uso de las minúsculas, además, me ha dicho que tú también le resultas simpaticota, así que puedes llamarla Sondra (ese es su nombre de pila).

    He encontrado una expo de foto que tenemos que ir a ver, by the way, Panterita de may jart! :)

    Lametones.

    ResponderEliminar
  4. Me declaro una jodida admiradora de Onda. He dicho.

    ResponderEliminar

Hala, despáchate a gusto. Pero ya sabes, pórtate bien o te despacho yo a ti, que para eso soy un mapache rabioso.