lunes, 24 de diciembre de 2012

TRAMPA-22 (El intento de cómic que pudo ser y no fue).

Hace unos años tuve un arrebato de locura, pero locura buena. Mi devoción por la novela Trampa-22 de Joseph Heller (y su adaptación a la pantalla grande dirigida por Mike Nichols) me llevó a juguetear con la posibilidad de hacer una especie de cómic a partir de capturas de pantalla de la película, pero incorporando más material procedente del libro. Una locura, vaya. Sobra decir que a las pocas páginas me di cuenta de que era un proyecto abocado al desastre más absoluto. Aún así, sigo pensando que el experimento quedó curioso, así que he recuperado el material y lo cuelgo con la esperanza de que, a base de repetíroslo aquí y en twitter, HAGÁIS EL PUTO FAVOR DE LEEROS DE UNA PUÑETERA VEZ ESTA OBRA MAESTRA. 

Pocos libros me han hecho disfrutar y pasarlo tan mal al mismo tiempo. La siguiente es una frase que suele hacerme temblar cuando se aplica a cualquier tipo de obra, pero es que realmente me parece inacabable e inabarcable. La capacidad de ir de lo más pequeño a lo más grande, la transición de comedia pura y dura al surrealismo, y de ahí a uno de los retratos más crueles y realistas del ser humano que jamás se hayan escrito. 

Lo descubrí hace relativamente poco, allá por el 2006, y se ha convertido en un compañero de viaje constante al que siempre acabo volviendo. Y la película, lejos de ser perfecta como adaptación, camina perfectamente y acaba tocándome del mismo modo. La comparación constante con M.A.S.H. me saca de quicio. Ya ha pasado el tiempo y deben empezar a verse y apreciarse por separado. CATCH-22 (la peli) es el canto del cisne a un cine, a un tipo de rodaje, que jamás volvería a hacerse y estaba muriendo; M.A.S.H. fue el estreno de un tipo de cine y mentalidad. Me cuesta entender porqué carajo no son compatibles si muestran las dos caras de la misma moneda. 

Todo en CATCH-22 (la peli) me fascina. Por cierto, hay una edición en DVD que contiene un audiocomentario imprescindible en el que Steven Soderbergh y Mike Nichols conversan sobre el rodaje. Es muy-muy recomendable para poder echar un vistazo interno a la batalla constante que supuso rodar esa maravilla!

En fín, agarráos bien, que vienen curvas.

jueves, 20 de diciembre de 2012

CRONICALIA: Els dijous de l´ESCAC / XP3D.


ELS DIJOUS DE L´ESCAC / 8 NOVIEMBRE 2012 / FILMOTECA CATALUNYA / BARCELONA
SERGI VIZCAINO - MAR TARGARONA - DANIEL PADRÓ
PRESENTA ÀNGEL SALA



ÁNGEL SALA
Holaquétal, ¿cómo están ustedeeeeeeeeeeeees?

PÚBLICO
¡De luto porque se ha muerto Milikiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!

ÁNGEL SALA
No preocuparse, criaturas, porque en este país otra cosa no, pero payasos hay hasta para aburrir. En fín, buenas tardes y bienvenidos. Hoy estamos aquí para hablar de una película de producción catalana salida de Rodar y Rodar, productora que últimamente nos está sorprendiendo muy gratamente gracias a películas tan importantes como El Orfanato, Los ojos de Julia o, más recientemente, El cuerpo

Hablaremos de una película de género, de terror, honesta, sin cortapisas (cosa que es algo bastante raro de ver en el cine español) y que además fue rodada expresamente en 3D: XP3D. Y qué mejor que rodearnos de la productora de la película, Mar Targarona, de su director, Sergi Vizcaino, y de su guionista Daniel Padró

MAR TARGARONA 
En el año 2007, durante un festival de cortometrajes, Sergi vino a verme y me dijo que quería hacer una película de terror a la americana, un slasher, y yo me encontré pensando que total, si lo hacen los americanos pues también podíamos hacerlo aquí, en un pueblo de aquí y con actores de aquí. 

SERGI VIZCAINO
Cuando hablé con Mar ya lo hice hablando de un concepto de película, no de historia. A ella le gustó el potencial de ese producto y entendió que había un público al que podía gustarle. Entre Mar, Dani y yo fuimos desarrollando el argumento durante varios meses y una vez lo tuvimos claro, Dani pasó tres años escribiendo en su casa el que sería el guión definitivo. 

DANIEL PADRÓ
Yo llegué a este proyecto a través del Taller de Guionistas, antes de entrar en ESCAC. Tenía algunos proyectos de cortometraje que habían llamado la atención de las personas adecuadas y cuando se me ofreció el trabajo, acepté y me puse a ello. 

Como comenta Sergi, revisábamos la estructura semanalmente y una vez tuvimos un tratamiento, me llevé los deberes a casa y escribí la primera versión, pero a nivel de estructura lo hicimos en consenso y poniéndonos de acuerdo en reuniones.

Por la parte que me toca, he de decir que escribir una película de este tipo es algo muy agradecido. Sabíamos lo que queríamos hacer, qué tenía que pasar. Teníamos una idea de estructura muy sencilla y clara desde el principio, lo cual siempre va muy bien a la hora de trabajar. Además, pensar en cómo matar a tus personajes de una manera vistosa es entretenidísimo y estimulante. Es una peli para dejarse ir y disfrutar de la sangre y los higadillos, básicamente. 

MAR TARGARONA
Yo estoy encantada con esta película. Mientras la hacíamos sabíamos perfectamente que no optaría a ningún premio, sabíamos que todas las mentes bienpensantes nos dirían que era horrorosa, que era fatal, pero la verdad es que nos lo pasamos muy bien, fue muy divertido. Además, el 3D le daba cierto ambiente de túnel del terror, de atracción de parque temático en la que entras para pasar miedo, gritar, reír y salir del cine pensando que te lo has pasado muy bien. Ésta era la intención, teníamos muy claro que estaba dirigida a un público muy concreto, porque no hay nada peor que enfocar una película hacia un público que no es el suyo.

SERGI VIZCAINO 
Ehte éh er Ehlásh.
Esta es una película que es fiel a sí misma, da lo que promete en el trailer, pero hacer una película significa contar algo, y yo realmente lo que quería contar es la existencia del mal en nosotros mismos. Eso sí, cómo contar una historia tan profunda dentro de un contexto en el que el espectador no tenga que estar pendiente de ello; que esa historia sobre cómo el mal puede apoderarse de ti desde la infancia se vaya revelando poco a poco, y hacerlo además sin perder de vista los ingredientes básicos e imprescindibles del slasher, como son la muerte sangrienta y macabra de chicos y chicas muuuuy atractivos... Ése era el reto: hilvanar todos esos elementos, y os puedo asegurar que ha sido bastante difícil, mucho más de lo que parece. 

El slasher es una fórmula, pero no es una fórmula cerrada ni fácil, si lo fuera y diera siempre dinero estaría todo el mundo ahí dale que te pego, venga a hacer slashers

DANIEL PADRÓ 
Claro, es que existen unas pautas. Tú te basas en lo que ves y lo que ves son unas ciertas fórmulas. Cuando estábamos en las últimas fases de escritura del guión se estrenó Paranormal Activity. En el guión (y por lo tanto en la película) hay muchos referentes, porque es un género que se ha explotado hasta la extenuación, y todo parte de Pesadilla en Elm Street, La noche de Halloween y Viernes 13, sin olvidar otros subgéneros del terror, como el tema del pueblo encantado o las posesiones. 

SERGI VIZCAINO
Por mucho que trates de evitarlo, cuando haces cine las referencias salen solas, porque todos nos hemos criado viendo cine. 

DANIEL PADRÓ 
Sí que es cierto que al principio diseñas los personajes para que tengan profundidad, pero cuando tienes más de tres personajes principales en una película de 80-90 minutos, no le puedes dar profundidad a más de cinco o seis personajes, así que por razones prácticas vas al grano y apuntas un poco hacia el estereotipo de las películas que existen.

SERGI VIZCAINO
Claro, no es lo mismo tener dos personajes principales que seis, pero una cosa importante es que a esos personajes los encarnan actores a los que tú das libertad para explorar y crear, y lo que valía para uno en términos de dirección no servía para otro. Sí que tuvimos la labor de Laura Jou, responsable del coach en la actuación, que sirvió para unificar un poco ese trabajo coral, sobre todo en un trabajo tan técnico como éste.

Está claro que partimos de la fórmula del slasher, pero todo tiene vida propia y se desarrolla a medida que se ensaya, se escriben sucesivas versiones del guión hasta llegar a la definitiva, se planifica, se edita... No está todo súper cerrado y poco a poco los distintos elementos van encontrando su sitio, de lo contrario no existiría la creatividad. 

Para mí, lo mejor del proceso creativo es el momento en el que ves que aquello que un día sólo estaba en tu mente, aparece proyectado en una pantalla grande después de un intensísimo trabajo en equipo. Ésa es la mejor satisfacción que puedes tener, siempre y cuando se acerque a lo que tú habías pensado. Pero no hay mayor satisfacción que completar el círculo, llegar al final de un proceso creativo que se ha cumplido. Por el contrario, lo peor es un proyecto que se quede en nada y que te lleves a la tumba sin haberlo podido llevar a cabo. 

MAR TARGARONA 
Ahora mismo resultaría muy difícil levantar un proyecto así. Supongo que ya sabéis que este año hay menos rodajes que en años anteriores y se prevé que el año que viene habrá menos todavía, pero si una película se quiere producir, se produce. 

El product placement, por ejemplo, es una parte muy importante dentro del aspecto financiero, y es algo que se tendría que trabajar mucho más, lo que pasa es que, en general, las marcas no quieren saber nada del cine español porque no sacan rentabilidad. En XP3D es descaradísimo el uso del product placement, y lo digo con mucho orgullo porque no es nada fácil conseguir financiación. Es decir, hay que adaptarse y hay que buscar el dinero hasta debajo de las piedras, ése es el trabajo que hacemos los productores, porque la película tenía que ser muy barata pero acabó costando bastante. Y eso que Sergi no se pasó ni una hora del calendario de rodaje establecido.

Sutilísimo ejemplo de product placement
para que mis jefes estén contentos.
SERGI VIZCAINO
El presupuesto se disparó por mi sueldo, ¿qué te crees? Se me fue la olla ahí, con las exigencias de super-estrella... (RISAS)

MAR TARGARONA
La verdad es que fue muy bien, recaudó más de 2 millones de euros en taquilla. Hombre, yo esperaba que tuviera un poco más pero se quedó ahí. Se está vendiendo por todas partes, y en Rusia llegó a registrar una taquilla de 800.000€. La nota trágico-cómica es que en México no se ha vendido porque les parecía demasiado terrorífica y violenta. 

Hemos trabajado con los mejores, y eso se ve en la película. El departamento de arte, maquillaje, efectos...

SERGI VIZCAINO
El dinero que se invirtió se nota, se ve en la pantalla. Había cosas relacionadas con la muerte de algunos de los personajes que sabíamos que o las hacíamos bien o no funcionarían, aunque luego únicamente fuera un plano de un segundo. 

Si te fijas en el departamento de Arte, es brutal lo que hicieron al atrezzar los decorados reales, de una localización te hacían algo increíble. Es muy complicado por razones de presupuesto cuando tienes que rodar cerca de Barcelona, porque tienes que buscar un pueblo abandonado muy cerca de la ciudad. Nosotros lo encontramos cerca de Martorell, que si váis hacia Lleida por la autovía gratuita, a mano derecha, si os fijáis, se ve el campanario... ¿No? ¿Nunca os habéis fijado? PUES AHORA LO HARÉIS. (RISAS)

Luego ya, los interiores estaban más desperdigados, el localizador se lo tuvo que currar mucho para poder encajar las distintas piezas y que todo funcionara a la perfección: el matadero está aquí al lado de La Campana, la casa del doctor estaba en Caldes, el sótano aquí mismo, en la calle Aribau... 

Lo único para lo que tuvimos que ir más lejos fue para rodar en las minas de sal de Cardona, porque es algo espectacular. Fue muy difícil de iluminar porque no nos dejaban ni poner un clavo en la pared, así que imaginad cómo lo tuvo que pasar el director de fotografía. Ahí no se veía nada. Si no encendías una linterna estabas absolutamente a oscuras. Tuvimos que simular luz natural que fuera creíble y se viera, porque el 3D te pide luz y profundidad, 

MAR TARGARONA
Yo quiero añadir que queríamos hacer una película de terror que tuviera mucha luz, no como las películas de terror que siempre se van a la oscuridad total, nosotros buscábamos que fuera una película de miedo pero que pasara durante el día, entre otras cosas porque rodar de día es bastante más agradable que hacerlo de noche. 

SERGI VIZCAINO 
Para esta película se hizo storyboard de todos los planos que se pensaban rodar. El problema es que luego, en 3D, te das cuenta de que no lo puedes rodar todo y tienes que adaptar un poco, de cada dos planos hacer uno... El story se hace especialmente para tener un ritmo y para poder visualizar la película antes de rodarla. A mí me gusta porque te da una cierta seguridad: cuanto más plasmas en papel, más sabes que el equipo se tiene que ceñir a lo que tú quieres. Claro que también has de tener esa capacidad de adaptarte a los cambios que surgen sobre la marcha, porque a veces no puedes rodarlo todo y a veces lo que está en papel lo puedes mejorar, incluso en la sala de montaje. Pero sí, hice el story  de toda la peli y quizá dentro de unos años lo vendo y me forro. El original, ¿eh? (RISAS)

Respecto al uso del 3D en sí, os habréis fijado en que hay muy poco teleobjetivo. Tener un primer plano con un fondo desenfocado en 3D no funciona muy bien porque todo lo que es borroso no tiene profundidad, molesta. Rodar en 3D implica también pausas de media hora únicamente para cambiar las ópticas, lo cual cuando tienes una jornada de X horas, si yo me equivoco en la elección del objetivo es una auténtica putada. Tienes que decidir muy bien qué opticas usar, qué cambios vas a hacer...

Usé muchos planos largos. Aunque fueran planos fijos dejábamos siempre la vía puesta, porque teníamos la Dolly. De cada tiro de cámara, de cada toma, tratábamos de tener el máximo metraje posible para minimizar el hecho de que sólo podíamos rodar ocho o nueve planos al día, entonces ese plan de trabajo ya se tiene muy en cuenta a la hora de la planificación. Por ejemplo, de un solo plano yo ya sabía que solamente utilizaría el principio y el final, así que de dos planos hacía uno. Y pocos planos no se han usado, incluso el montador iba un poco nervioso porque con tan poco tiempo los planos hay que medirlos muy bien, las decisiones tienen que ser las correctas y los cambios de óptica eran realmente críticos. 

La Dolly se pasó todo el rodaje puestísima.
La cámara casi siempre se está moviendo, aunque sólo fuera un poco. En la secuencia del accidente de la furgoneta sí que hay muchos más planos, porque es evidente que esa acción lo pedía, pero todo lo que pudiéramos cubrir con un solo plano lo hacíamos aprovechando que el 3D, cuanto menos lo cortes en montaje más inmersivo es para el espectador, por lo que el handicap de tener que alargar los planos se convertía en un aliado.

Con el 3D lo que consigues no es tanto sacar cosas de la pantalla, sino ganar profundidad, y con ella logras más atención subconsciente por parte del espectador. Para conseguir eso, lo que se intenta es reproducir el mecanismo con el que vemos nosotros en nuestro día a día, oséase: dos ojos separados por unos 4-5 cm. de interaxial, y para conseguir eso tienes que rodar con dos cámaras, una para cada ojo. La imagen resultante es casi idéntica, porque lo que sí se conserva es una pequeña separación de una respecto a la otra. 

El asunto se complica cuando el tamaño de las cámaras con las que rodábamos (en este caso las Red One Stereo MX) es bastante grande, así que por mucho que las juntes, la separación interaxial va de 12 a 15 cm., que es mucho más de lo que tú puedes usar para rodar una película. No las puedes poner una al lado de la otra, así que tienes que inventarte un modo de juntar ese interaxial, y el único modo es poner un espejo y colocar una de las cámaras en vertical para que la mitad de la imagen vaya a la cámara que está horizontal y la otra mitad vaya al espejo, rebote y vaya hacia la vertical. Así consigues la sensación de 3D. 
¿Qué ocurre? Que entre el rig, las cámaras, las ópticas y los motores estamos hablando de un trasto que era casi como un piano de grande, y eso te complica bastante la movilidad. También te obliga a no poder usar zoom, porque ya no cabían tantos motores. 

Con un rig especial podíamos usar la cámara en mano, pero la calidad del espejo era un poco menor, además de ser más caro y más frágil. Nosotros no lo usamos, pero sí que tiramos de Steadycam para un par de planos que no nos dejaban otra opción. ¿Y qué pasaba con la Steady? Si una normal ya suele pesar un huevo, imagináos ésta que pesaba el triple. 

A nivel de post-producción, el etalonaje también resulta bastante complicado: tú etalonas uno de los ojos y el otro no es “copiar y pegar”, porque el espejo, las refracciones y la colorimetría se van de viaje, por decir algo, así que tienes que igualar, que es mucho más engorroso y precisa de más trabajo que etalonar, así que esta parte del proceso se alarga hasta casi tres veces más que con el 2D. 

Es un sistema bastante complicado que hay que hacer muy bien, porque un pequeño error de rodaje no lo puedes solucionar en post-producción, únicamente lo puedes maquillar. 

ÀNGEL SALA
Yo sólo quería añadir que me parece muy interesante el recurso de introducir un evento emocional dentro de la fórmula del slasher, porque en la genealogía del propio subgénero encontramos el giallo italiano, donde hay mucha historia de familia. Incluso una película canónica dentro del género slasher como es La noche de Halloween, en el fondo no deja de ser un conflicto familiar. Hay mucho de emoción, y en el giallo más. En una familia pasan cosas muy raras y hasta cabe el asesinato, porque para eso está constituida, en cierta manera. (RISAS)
El Club de Fans de las pastas Giallo al completo.
También se ha hablado del hecho de irse a trabajar fuera. En este país hay mucho talento, y aún hay más talento por descubrir, pero es un talento que se tiene que apoyar, cuidar, que se tiene que creer en él, y parece que a veces en este país eso es muy difícil. A lo mejor sí que mucha gente se va a ir, desgraciadamente. En USA últimamente hay muchos apellidos extranjeros dirigiendo películas de terror, pero sería una pena que un país en el que hay tantísimo talento presente y futuro (reconocido fuera mucho más que dentro), éste se perdiera. 

viernes, 7 de diciembre de 2012

CRONICALIA: Jornadas Cine Low Cost III / "Santiago Lorenzo is in da jaus".



Durante cuatro días del pasado mes de junio, Barcelona y su Arts Santa Mònica acogieron un ciclo de proyecciones y mesas redondas bajo la bandera Cine Low Cost. "¿Y qué es eso de Cine Low Cost?", intuyo que te preguntas. Tranqui, Desirée de Fez (coordinadora y programadora del proyecto) te lo cuenta a grandes rasgos: “Más que explicar nada, es un modo de intentar entre todos saber en qué punto estamos, qué cine se está haciendo aquí y si este cine de bajo presupuesto es una alternativa o un relevo”. 

Suena bien, ¿eh? A mí también me sonó genial cuando lo vi anunciado. Además, en el programa se incluían charlas con gente a la que respeto más allá de lo que el decoro me permite confesar en público, amén de proyectarse piezas y alguna que otra peli que llevaba mucho tiempo queriendo ver, así que no me lo pensé dos veces, trinqué la TrágicoMochila y hala, para allá que me fui grabadora y cámara en mano dispuesto a aposentar mi culo mapatxil en la primera fila. 

En esta tercera entrega, el grandioso Santiago Lorenzo y su personalidad arrolladora irrumpieron en la sala para presentar el pase de Mamá es boba y su última (y recomendabilísima) nueva novela, Los Huerfanitos. Quedáos bien con esto, lo de recomendabilísima es cualquier cosa menos gratuito. Hacía tiempo que no disfrutaba tanto con la lectura de un libro Made In Spain. 

También me veo en la obligación de comentar que he decidido no tocar prácticamente nada en lo que a las intervenciones de Lorenzo se refiere. A veces encuentras gente con un modo de hablar y de expresarse realmente personal, así que tras varios intentos de edición bastante patéticos en los que se ganaba en claridad pero se perdía en magia y gracejo, decidí deshacer camino y dejar prácticamente intactos sus parlamentos. Ahora estoy convencido de que valió la pena. 

Con todos ustedes: Miqui Otero (capo de la organización de las jornadas y muy en boga últimamente por la publicación de su La Cápsula del Tiempo), Jordi Costa y Santiago Lorenzo. 



///Santiago Lorenzo / Presentación de Mamá es boba y Los Huerfanitos///


MIQUI OTERO

A finales de los años sesenta, Mel Brooks estrenó una película (mutada en exitosísimo musical de Broadway) llamada Los Productores. En ella, un productor teatral descubre que si su nueva obra fracasa ganará más dinero gracias a las donaciones de gente interesada en invertir en la obra que si ésta resulta ser un éxito, así que decide que el montaje verse sobre una temática nazi y poner todas las fichas necesarias para que el proyecto se vea abocado al fracaso más absoluto.



El trío protagonista de la novela Los Huerfanitos (Santiago Lorenzo / Blackie Books, 2012) se enfrenta a lo contrario. Su padre, bon vivant y hombre de teatro durante toda su vida, les lega en su lecho de muerte un saco de miedos congénitos, un teatro ruinoso y unas deudas desorbitadas, así que ellos deciden montar y estrenar una obra en tiempo record para optar a una subvención que les saque del agujero. El título escogido para la obra es La Vida, y me da la impresión de que, como escribía Hunter S. Thompson en Los Diarios del Ron, “las palabras grandilocuentes (la vida, el éxito, el fracaso, la hostia) sólo las pueden usar con soltura necios y curas”. Pues bien, a Santiago se le dan mejor otro tipo de matices y de palabras más pequeñas, porque cuando los huerfanitos del título se enfrentan a este reto, las palabras que más se asocian a Obra no serían “montaje teatral” o “Ibsen”, sino “estucado”, “gotelé” o “goteras”.



Santiago, al fin y al cabo, hace una especie de apuesta por la comedia cuya función es desenmascarar los vicios de esta sociedad. Si antes era fácil encontrar al falso devoto o al avaro, ahora encontramos al empleado demasiado motivado que espera ser empleado del mes, o a la persona madura que no cree necesario crecer o asumir responsabilidades, como sería el padre. La apuesta de Santiago es cómica, tierna, viaja a otro ritmo. Él es de los que saben que el reloj estropeado da la hora exacta dos veces al día, así como que no es necesario dejarse llevar por las tendencias de lo que se debe o no se debe hacer, sino hacer una apuesta por la honestidad y por la pureza. Y es lo que ha hecho.



Jordi Costa, aquí presente, es amigo suyo desde hace tiempo. Yo lo soy desde hace menos, pero me siento profundamente afortunado por haberme cruzado en el camino con Santiago y sobre todo por haber disfrutado de lo que él escribe y hace con un mimo y cariño casi pre-tecnológico y artesano. Cuando uno tiene que trabajar con materiales de derribo, cuando uno tiene que vivir con cosas que le son dadas o cuando uno hereda deudas, la única apuesta posible es el artesano que hace algo bonito a pesar de todo eso. Creo que así como hay algunos directores de cine o novelistas que para hablar de la incomunicación humana plantarían a un mimo en el centro de Tokyo, Santiago es capaz de plantear esa misma incomunicación en alguien que viaja en un autobús Alsa para ver el acueducto de Segovia, y seguramente llegará a algo mucho más profundo y muchísimo más verdadero durante el camino.

JORDI COSTA
Todavía tengo la lectura de Los Huerfanitos muy fresca, acabé de leerlo hace tres días y aún estoy en estado de shock y felizmente trastornado. A lo largo y ancho del libro soy capaz de reconocer al Santiago Lorenzo al que llevo muchos años conociendo y apreciando. Si alguno de vosotros todavía no le conoce, Los Huerfanitos es una perfecta introducción a él, a su forma de pensar, a lo que hace y dice, pero si os gusta esta novela, que estoy seguro que os gustará, no dejéis de recuperar Los millones, que también es una gran novela, de menor extensión pero igualmente enorme. 



Cuando era pequeño, recuerdo que me maravillaba esa gente capaz de coger un hueso de melocotón y hacer con él un silbato, porque yo me sabía incapaz de realizar ese salto mental que va de la idea a su realización. Santiago es un poco el señor que en el patio de colegio cogía el hueso de melocotón y no sólo hacía un silbato, sino que lograba esculpir en su interior un conjunto escultórico que representaba un gran drama humano en el que quizá te empezabas riendo de la pequeñez y la vulnerabilidad de los personajes, para acabar absolutamente conmovido por haberte reconocido en él. 



Creo que es importante que se presente este libro aquí, porque cuando él hacía sus cortos o dirigió Mamá es boba nadie pensaba todavía en términos de Cine Low Cost, ni siquiera él pensaba en términos de un cine indie español, sino que en un momento en el que todavía no estaba tan extendida esta sensibilidad, hizo las películas que quería, no diré yo que de espaldas al público o a los productores, pero sí que sin obsesionarse en gustar: simplemente queriendo contar la historia que quería contar y del modo en que él quería hacerlo. Y lo consiguió, Mamá es boba y Un buen día lo tiene cualquiera son dos películas fantásticas y extrañas. 

Juro que esta foto ha salido de las primeras
al teclear "Jordi Costa" en Google Imágenes.
También hubo un punto en el que imagino que se cansó de intentar convencer a productores o de intentar vender un proyecto y decidió convertir sus historias en novelas. Lo que me sorprendió al leer Los millones no sólo fue reconocer el mismo tipo de historias o personajes que encontramos en sus obras filmadas, sino darme cuenta de que lo que tenía entre las manos no era un guión transformado, improvisado o retocado mínimamente para convertirse en novela. Tras dos páginas leídas, me sentí comodísimo en Casa Lorenzo, y descubrí que mi anfitrión se revelaba ante mis ojos como un escritor de raza poseedor de una voz propia increíblemente definida.


No voy a desvelar nada importante del argumento, pero en un momento de la novela los personajes consiguen unos focos de segundísima mano para utilizarlos en su montaje teatral. Al encenderlos, Santiago Lorenzo describe cómo el decorado, que hasta ese instante nos parecía infecto, empieza a mutar en una especie de catedral de belleza absolutamente improvisada gracias a la coreografía de la luz, creando así un momento místico de transubstanciación absolutamente mágico y maravilloso. Ésa es, para mí, una imagen casi metafórica de lo que hace Lorenzo: coger lo que los otros tiran para convertirlo en catedrales perdurables.


SANTIAGO LORENZO

Muchas gracias por venir. Hoy vamos a hacer una charla multidisciplinar. Es decir, vamos a hablar de novela, de esta novela, y vamos a ver un largometraje, que era una cosa que se hacía antes. Largo-metraje. Por cierto Jordi, yo también pensé que era difícil hacer lo del silbato, y es tan fácil como coger el hueso del melocotón, caminar al lado de una tapia y frotando el melocotón con la tapia. Se hace un agujero y ya está hecho el silbato. Y me has dado una idea con lo de hacer un Hamlet dentro del hueso, y lo voy a hacer para tenerlo en mi casa.


Vamos a ver una peliculita nueva, que se llama Mamá es boba. Quince añazos tiene. Es decir, no estamos hoy ante un estreno. Yo no sé quién viene hoy a lo del Low Cost porque estaba por el Santa Mónica y quién viene porque es mi prima, por ejemplo, que está ahí, sentada en la fila once.


Esta es la tercera vez que me llaman para hacer un taller de Cine Low Cost y era la tercera vez que lo rechazaba, porque a lo que tenéis que aspirar es a hacer películas de miles de millones de pelas. Y yo no seré el que os diga: “no, no, hay que hacerlas de poco dinero y tal”. El que va a hacer la película con poco dinero la va a hacer igual, se lo diga yo o no. Los que no van a hacerla les dará igual que yo les diga que la hagan. Lo que me preocupaba es el que estuviera dudando y tal. “¿Yo hago la película Low Cost o no?”. Y entonces llego yo y le digo: “Hazlo”. Porque es chulo y el hombre tiene que mejorar y su voluntad y creatividad tienen que imponerse... Y va el tío y la hace con los más que posibles resultados de GRANDES FRACASOS. Y yo no quiero tener nada que ver con esos GRANDES FRACASOS.


Así que le dije a Miqui que tenía grandes reparos y tal, ya me invitaron una vez, ya me invitaron otra y dije que no. Y fue cuando a Miqui se le ocurrió poner la película Mamá es boba.


MIQUI OTERO

Yo perseveré.


SANTIAGO LORENZO

Claro, yo dije: “Ah, qué bien”. Porque como nos dieron tanto por el saco con esta película, yo cada vez que la quieren poner digo: “claro, ponla”. Así, más o menos, la película lleva ya varios millones de espectadores. Ha costado quince años, pero poco a poco... Mira, hoy se suman a lo mejor otros doscientos que están aquí, que tampoco, porque la mitad ya la habéis visto, venís a re-vi-si-tar-la. Y entonces pues... NO. Pero bueno. Hay millones de tíos que la ven por primera vez y luego unos cientos de miles que la ven por segunda vez. 



Yo nunca he sabido cómo presentar esta película porque... (PAUSA)... ya lo ha dicho perfectamente antes Jordi... (PAUSA) ...confluyen ambas vías de expresión: el cine y la novela. Esto (Los Huerfanitos) va de unos tíos que deben 360.000€, un dinero que no han gastado. Pues amigos, ésto está basado en hechos reales. Es decir, yo me encontré con que la gente tan simpática que llevó la producción de Mamá es boba había endilgado a mi nombre unas cantidades al cambio similares a éstas. La película se hizo con grandes problemas, todos solucionados porque estábamos detrás una panda de valientes. No fue el caso de Jordi, que escribió cosas muy bonitas, pero luego, cuando por fín salió la película empezaron a salir unos hijos de puta diciendo que yo era imbécil y que la película era una mierda y yo me quedé como un poco flipado (RISAS). Yo pensaba que les íbamos a dar pena porque llegábamos así, en plan Low Cost, se nos notaba que llegábamos con cuatro pelas y dirían: “Bueno, estos tíos, estos paletos hacen esta película y tal”.
Mamá es boba... 
pero algunos productores son listísimos.

En fín, nos pusimos y la acabamos. Y, de hecho, quince años después, la váis a ver. O a volver a ver, porque vamos, alguno de los presentes como Rubén Lardín, tú la has visto catorce veces. Jordi la ha glosado, ha escrito sobre ella, le ha influído en su vida personal (RISAS), Miqui llamará Martín a su hijo, que es el nombre del protagonista. 



Y hasta aquí el filme. A mí me gusta decir que es una película rodada en Palencia. A) porque es verdad; B) porque Palencia es como un sitio raro, extraño y entonces por lo menos tiene ese valor. “Sólo ha habido una película que se rodó en Palencia”.


Pero vamos, que yo encantado de que veáis Mamá es boba. A mí lo que me fastidia es que la película tenía que haber costado mucho menos dinero. Es decir, a mí siempre me sale animaros, aunque antes haya dicho lo contrario, a lanzaros al Low Cost, pero es que hubo partidas de producción absurdas, no sé porqué los del equipo se empeñaban en desayunar cada día zumito de naranja. Una panda de pordioseros que en su puta vida había desayunado otra cosa que achicoria me la acabaron metieron doblada (RISAS).


Con esto y con todo, hay que decir que al final el problemón de la deuda que me endilgaron se arregló en tres sentidos, a ver si me acuerdo. UNO, que todo aquél desastre económico se solucionó; DOS, que encima, a cuenta de que lo arreglo me eché una novia fenomenal cuyo padre arregló el asunto poniendo la pasta, oséase, un trato fenomenal; y TRES, que cuando hubo que escribir una novela sobre un pobre imbécil que debe una pasta que no tendrá en su puta vida, pues uno llegó con los deberes muy hechos y con una documentación muy aprendida. La novela en sí no sé qué os parecerá, lo que sí os aseguro es que está muy documentao. Unas pasiones muy vívidas, ¿no?



La novela supongo que sabéis de qué va, y si no pues os lo cuento. Son unos tíos que se encuentran con unos gastos que no han hecho y que tienen que pagar. Tres tíos que se tienen que poner a hacer una obra de teatro sin ningún tipo de ganas. Por fortuna, a la mayor parte de la gente no le apetece hacer obras de teatro. Están muy contentos y tranquilos en sus casas sin hacer más. Ellos, los protagonistas, son de esta ralea y se encuentran, de la noche a la mañana y por cuestiones que aparecen explicadas en los primeros capítulos del volumen, con que se tienen que poner a hacer TEATRO. Y bueno, es como si a mí me dijeran que tengo que volver mañana a Madrid en coche, que en mi vida he tenido un carnet. ¿Cómo va a acabar? En desastre.


Y esto nos devuelve al principio, porque ayer me contaba mi prima Inés (con quien estaba glosando en secreto toda esta charla) que la forma en la que se me solucionó todo el asunto fue fantástica para la vida real, porque apareció un señor a quien yo jamás olvidaré, que llega y me dice: “toma el dinero y tal”. Fue fantástico. Y me hago novio de la hija. Pero en una novela eso es una porquería de final. Es como si tú llegas a una playa y en una esquina dices: “Hombre, un cofre. Hombre, un tesoro. Hombre, voy a comprarle un anillo a mi mujer, “the wedding ring”... Eso sería fantástico pero en una película queda fatal. Así cualquiera. Tener un problemón así, que aparezca un tío y te diga: “No te preocupes, tú la cabeza fría, Santi, yo me ocuparé de todo lo demás”. El lector acabaría más que mosqueado por haber aguantado trescientas páginas pá que acabe con que aparece un Deus Ex Machina. Como podéis ver, esta es una charla en varios idiomas.



Y ahí fue donde tuve que echar el resto, porque en la segunda parte no podía contar mi experiencia real porque narrativamente era fatal, aunque biográficamente fue fenomenal. Así que ese es el final que tendréis que descubrir vosotros. 



Es una novela muy madrileña basada en localizaciones reales y está pasando ahora. En algún punto del 2013 la acción acaba. Así que si la acabáis antes de que acabe el año es mejor porque está pasando ahora mismo. ¡Hala, qué subtexto! ¡Hala, qué invasión de la realidad! Así que apresuráos a comprarla. 
Santiago Lorenzo, UN JRANDE DE ESPAÑA.



MIQUI OTERO

Pues si alguien del público se anima a poner en jaque a Santiago con sus preguntas...



ANCIANO TERRIBLEMENTE INQUIETANTE QUE HA NACIDO PARA TRABAJAR CON VENGA MONJAS Y LOS PIONEROS DEL S.XXI

Yo soy actor y a mí nadie me ha enseñado nada. Yo del cine siempre salgo de mala hostia. Sólo hay violencia. ¿No habría forma de que no se viera tanta violencia en el cine? Porque yo hace un tiempo me fui a una filmoteca y había ahí un señor que siempre había hecho de terrorismo. Y yo se lo dije a todos los que había ahí: "Mire uhté, ¿uhté por qué hase siempre lah pelih de terrorihmo?". Porque la gente parece que eso se contagia. ¿Por qué no puede ser como antiguamente que ponían Lo que el viento se llevó o Cantando bajo la lluvia...? A mí eso me impresiona muchísimo.


SANTIAGO LORENZO
(Rotundo)

¡NIEGO LA MAYOR! ¡NO HAY NINGUNA VIOLENCIA! ¡HACEN QUE SE PEGAN PERO NO SE PEGA NADIE! ¡HACEN QUE MUEREN, PERO NO MUERE NADIE! Y eso no es óbice para decir que Lo que el viento se llevó está muy bien. Y Cantando bajo la lluvia. Pero yo tengo una ocasión cada quince años para poner Mamá es boba y me voy a poner a hablar de Escuela de Sirenas? (RISAS) 


PÚBLICO

Hay un momento en el libro en el que uno de los actores que ayudan a construir la representación recita el texto incluyendo las acotaciones. Y escribes: “Esto que parece tan extraño ha sucedido en una grabacion de hace cinco años”. Yo creo que dado que estás presentando la novela, esta acotación debería ser explicada. Es decir, ¿en qué otro instante has visto a un actor que recitaba no sólo el texto del personaje sino también toda la descripciónde las acciones?.


SANTIAGO LORENZO

Muy interesante pregunta. Y vuelve a ser otra intromisión de la vida real en la vida ficticia, aunque en el texto, supongo, lo que dice es que “hace seis años pasó en el rodaje de una vida real”. En 2006 estaba yo rodando una película que se llamaba Un buen día lo tiene cualquiera. Y llegaron y dijeron: “No, no, a esta tía la vas a meter. Y digo: “Bueno, pues venga”. Escribo un papel de dos líneas. Y me llama la tía y me dice: “Holaaaaaa... Mi papel es muy corto. ¿Quién hace la protagonista?”. Entonces empecé a pensar como se podía hacer y escribí una secuencia de una página. Supongo que ella dijo que esa página de mierda seguía siendo corto, pero se quedó con eso. Y en efecto, un día nos fuimos a hacer una lectura. Yo había escrito el guión. Y de repente esta chavala empieza a decir unos diálogos que a mí no me sonaban de nada. Yo me asomé un poco así como por encima para ver su guión y descubrí que con el rotu STYLO-BOSS había hecho eso que hacen todos los actores, que es subrayar sus diálogos, pero es que esta lo había subrayado todo: diálogos, acotaciones... TODO. Y empieza a leer: “Enfurruñada se levanta de la mesa”. (CHOTEO GENERAL) Y esto aparece en Los Huerfanitos, claro, porque a la gente que mola hay que meterla. (MÁS CHOTEO)

PÚBLICO
¿No hay posibilidad alguna de película de Los millones?


SANTIAGO LORENZO
Puuuuueeeees... A mí me parece como si lo del cine yo lo hubiera soñao, ¿sabes? El otro día de repente se me pega por la calle uno del cine. Una cosa muy rara. Yo no... Yo no tengo ni idea. Yo cuando empiezo a pensar eso me acuerdo de una cosa que dijo Borges, que era que todas las reflexiones que haga el hombre respecto del tamaño del universo están condenadas al fracaso, porque el tamaño de la cabeza del hombre no da para pensar en el universo. A mí me pasa igual. No, no sé. Hay unos que dicen... Pero nunca pienso en esas cosas. La película ya está hecha, que es Los millones, y es una novela. Y se ve bien y el sonido está fenomenal, que siempre fue un problema que yo tuve, el sonido.

miércoles, 28 de noviembre de 2012

CRONICALIA: Jornadas Cine Low Cost II / "Promoción y crítica: La construcción colectiva del hype vs. el crítico como prescriptor".



Durante cuatro días del pasado mes de junio, Barcelona y su Arts Santa Mònica acogieron un ciclo de proyecciones y mesas redondas bajo la bandera Cine Low Cost. "¿Y qué es eso de Cine Low Cost?", intuyo que te preguntas. Tranqui, Desirée de Fez (coordinadora y programadora del proyecto) te lo cuenta a grandes rasgos: “Más que explicar nada, es un modo de intentar entre todos saber en qué punto estamos, qué cine se está haciendo aquí y si este cine de bajo presupuesto es una alternativa o un relevo”

Suena bien, ¿eh? A mí también me sonó genial cuando lo vi anunciado. Además, en el programa se incluían charlas con gente a la que respeto más allá de lo que el decoro me permite confesar en público, amén de proyectarse piezas y alguna que otra peli que llevaba mucho tiempo queriendo ver, así que no me lo pensé dos veces, trinqué la TrágicoMochila y hala, para allá que me fui grabadora y cámara en mano dispuesto a aposentar mi culo mapatxil en la primera fila. 

En esta segunda entrega, los imprescindibles Quim Casas, Jordi Costa y Pablo Muñoz (aka Alvy Singer) analizaron el cada vez mayor protagonismo del hype en el mundillo cinematográfico, amén de hacer lo propio con el cada vez más protagonista papel de las redes dentro del contexto de la crítica. ¡DISFRÚTENLO!

Nota: En el caso hipotético de que todo esto os resulte interesante, no dejéis de pasaros por la primera entrega de estas crónicas, protagonizada por Jaume Ripoll (Filmin), Àngel Sala (Festival Internacional de Sitges) y Carlos Ríos (Festival Cine d´Autor BCN).


///Promoción y crítica: La construcción colectiva del hype vs. el crítico como prescriptor///

ALVY SINGER

Buenas tardes, me gustaría empezar definiendo un poco el título de la mesa. Para quien no lo sepa, el hype es un término anglosajón que se popularizó a través de la crítica musical y que se refiere a un alto número de expectativas a la hora de recibir una obra. La prensa musical lo empezó a utilizar cuando la música pop se volvió un poco coñazo. Es decir, como se suponía que los Oasis tenían que ser los nuevos Beatles, pues se creaba una especie de hype. Lo que ocurre es que el hype, en la era Internet, se ha traspasado también al mundo del cine e inevitablemente ha contaminado al lenguaje de la crítica. Así que cuando me pregunté cómo podemos empezar a hablar del hype y cómo articular un discurso sobre el crítico de hoy en día, pensé en tres ejemplos recientes que estoy seguro os serán familiares. Las películas a las que me refiero son muy distintas entre sí pero a la vez muy significativas. A saber, hablo de Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal, Terminator Salvation y Super 8.
El accesorio que todo fan
de Indy debe poseer.
¿Qué tienen en común estas tres películas? Las tres se estrenaron en verano, por lo que entrarían dentro de esa categoría que conocemos como blockbuster veraniego, y las tres son un claro ejemplo de hype en el sentido de que meses antes de su estreno, desde los medios ya teníamos un discurso configurado sobre porqué teníamos que ir a verlas. Cuando se iba a estrenar Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal, no sé si os acordáreis, pero parece que habíamos estado (así, en plural mayestático) echando terriblemente de menos a los héroes de acción de los 80. ¡Estábamos huérfanos, necesitábamos que viniera Indiana Jones! Pero se estrenó la película, pasó un año y nos encontramos con que seguíamos adelante con nuestras vidas de mierda, ¿no? No pasó nada.
Terminator Salvation creó también muchas expectativas. Me parece un ejemplo muy interesante, porque en este caso vimos cómo una mitología configurada por James Cameron en los años 80 (al fin y al cabo un producto de serie B que sólo se vería amplificado en la segunda parte) se mezclaba con el universo Nolan al contar con la presencia de Christian Bale o la participación no acreditada del hermanísimo Jonathan Nolan, quien hizo unas revisiones al guión que fueron ampliamente publicitadas en Internet. La película se estrenó y, otra vez, no pasó nada. Otra bajona. Seguimos con nuestras vidas.
Y el año pasado descubrimos que lo que tenía preparado el hype para nosotros era que habíamos estado echando de menos el cine de los 80 de la casa Amblin, la productora de Steven Spielberg que trajo al mundo películas como E.T., Gremlins o Poltergeist. La película se estrenó también con un discurso hiperconfigurado tipo "La nostalgia por ese tipo de películas familiares de los 80 os va a hacer volar otra vez....". La película contaba con la producción del propio Spielberg y la dirigía nada más y nada menos que J.J. Abrams, co-creador de Lost, creador en solitario de series tan maravillosas como Alias o responsable de una gran reinvención de Star Trek estrenada también en esas fechas.
No puedo entrar a valorar virtudes y defectos de estas películas porque no creo que proceda, pero si las he escogido es porque estos productos del hype venían con un discurso tan configurado que al recibirlas, ese mismo discurso dejó de importarnos. Las tres han demostrado que pasada la prueba del tiempo, pasada la prueba de la expectativa, estaban condenadas a una progresiva irrelevancia. Son películas absolutamente caducadas que nadie tiene ganas de volver porque ya han perdido el sentido, y lo han perdido a base de machacarnos durante tanto tiempo con trailers, avances o imágenes.
Y lo peor de todo es que, como crítico, yo me sentí atacado en el sentido de que me estaban vendiendo ya un discurso del cual me veía obligado a partir. Cuando haces una crítica tienes que usar una retórica, pero es que con el hype la retórica queda supeditada a lo que nos dice la campaña publicitaria. “ESTAMOS ESPERANDO EL CINE DE LOS 80”, y se supone que yo tengo que partir de esa base.
¿Qué pasó? Los que vivís en Barcelona sabréis que hay una campaña maravillosa llamada Phenomena que se dedica a hacer sesiones dobles de películas de los años 70, 80 y 90. Es una experiencia fantástica, las películas se presentan en versión original con trailers y si os recomiendo ir es por muchas razones; no solamente para disfrutar de las películas sino para prestar atención a qué ideas subyacen debajo de Phenomena.


Alvy Singer
La gente le grita por la calle: "¡Phenómeno, quéreh un Phenómeno!"


Lo primero que me chocó cuando fui a ver hace un año Regreso al futuro fue comprobar que el público no se reducía a un buen puñado de treintañeros como yo pensaba, sino que había gente de mi edad y de los años 90. Entonces, ¿cómo pueden / podemos sentir nostalgia de Regreso al futuro? Bien, la sentimos porque la vimos en televisión y nosotros creemos que esas películas eran también nuestras películas. De alguna manera, lo que hace Phenomena es programar películas con un único motor: la nostalgia, y ese único motor viene sin discurso previo, viene sin nada más que añadir. Oséase, la nostalgia es que John Carpenter es lo mismo que Ridley Scott, o que Los Goonies significa lo mismo y ocupa el mismo lugar en la tradición cinematográfica que Alien, el 8º pasajero. Y eso, como experiencia festiva, es un discurso magnífico, porque ir a Phenomena es ir a pasárselo bien y recuperar el cine como experiencia catártica, pero al mismo tiempo Phenomena es lo contrario a una tradición o a un crítico. ¿Por qué? Porque no hay discurso, no hay programa, sólo hay experiencia nostálgica y festiva, por eso Phenomena es la mejor respuesta posible en la era del hype.
No sé si recordaréis a George Lucas, ese señor con tendencia a inventar ositos de peluche y monstruos irritantes pero que antaño fundó el blockbuster con Star Wars. Además de eso, yo creo que intentó crear en esta era del hype una paradoja digna de sus películas. A saber: cuando estrenó el Episodio I, Internet se volcó en él. Yo era niño y recuerdo que me enseñaron el trailer en un Quicktime cutre y lamentable, pero todo el mundo estaba hiperexcitado, y cuando se estrenó, la red entró en cólera desembocando en una especie de guerra de nerds en la que unos decían que era maravillosa y otros decían que era insufrible porque el personaje de Jar-Jar Binks era tonto.
Jordi Costa, uno de los críticos aquí presentes, produjo una notable pieza de crítica que se publicó en Fotogramas. Hablamos de 1999, y la revista tuvo la grandísima idea de incluir la película en "El debate del mes". Dicho debate recogía básicamente estos dos postulados: el del hombre nostálgico que afirmaba que eso no tenía nada que ver con su Star Wars; y el del hombre a favor, que en este caso era Costa.
Lo interesante de la crítica de Costa es que proponía una maniobra intelectual, que creo que es la que debemos llevar a cabo cuando nos enfrentamos al hype, consistente en releer Star Wars treinta años después, y en esa relectura no había cabida para esas palabras vacías que muchas veces usamos al hablar de una película que nos gusta: LA MAGIA, SOÑAR... No, Star Wars era una película de aventuras camp bastante tosca narrativamente. Porque vamos, que la película tarde más de media hora en arrancar... Yo no tengo nada en contra de Kurosawa ni de las imitaciones que de él hizo Lucas, pero sentarme a ver a dos putos robots dando vueltas por el desierto no era mi idea de una película de ciencia-ficción, es una bajona y encima el único combate que hay lo protagoniza un viejo Y MUERE.
Evidentemente, recordamos esa trilogía original por el impacto que tuvo la segunda entrega, y lo que Costa dijo en su crítica del Episodio I fue que Star Wars siempre había sido camp. Para quien no lo sepa, camp es como se denomina a una especie de seriedad que acaba fracasando, o una estética muy determinada casi inscrita en la estética inocentona del pulp. A grandes rasgos, la conclusión de Jordi Costa era que Star Wars: La amenaza fantasma no solamente es buena sino que además amplía la imaginería de Star Wars y la hace mucho más potente.
Este verano vais a escuchar hasta que os muráis que hemos estado esperando 30 años a que Ridley Scott dirigiera una película de ciencia-ficción. Lo siento, chicos, YO NO LO HE ESTADO ESPERANDO porque han aparecido por el camino Duncan Jones, Nacho Vigalondo y un largo sinfín de directores que me parecen más interesantes o conceptualmente más arriesgados que Ridley Scott. Y sí, me encanta Blade Runner, pero la posición que debemos tener como espectadores en la era de Internet es una posición privilegiada desde la que inventar o encontrar nuestras propias tradiciones, del mismo modo que releer el hype es también releer y mantener una relación crítica con el pasado.
Cuando nos digan que The Dark Knight es El Padrino... Hombre, estaría bien que nuestra posición fuera: “El Padrino está muy bien, pero Visconti está muchísimo mejor”. Echadle un vistazo a El Gatopardo y cuando veáis a Marlon Brando en la boda de su hija os va a entrar un poco la bajona. Será entonces cuando podremos discutir entre todos sobre qué hacemos con nuestra tradición fílmica.
Para ir acabando me gustaría explicar una experiencia personal. Ocurrió en el Festival de Sitges del año 2007. Os acordaréis de que ese fue el año en el que, en teoría, todos estábamos “esperando” para ver cómo Harry Potter entraba en la Oscuridad... Lleva entrando en la Oscuridad desde el 2003, pero cada vez que se estrena una película de Harry Potter, los titulares de los periódicos dicen: HARRY POTTER SE HACE MAYOR, ES MÁS OSCURO”. No, el actor está un poco más pocho, pero no pasa nada...
Fue ese año cuando tuve dos experiencias que me cambiaron la vida (profesionalmente hablando) y que me descubrieron la importancia del Cine Low Cost. Todo ello gracias a, nunca lo olvidaré, [•REC] de Jaume Balagueró y Paco Plaza y Los Cronocrímenes de Nacho Vigalondo.
El primo de la Niña Medeiros.
Antes hemos hablado del hype. Pues bien, [•REC] es la perfecta metáfora del antihype. En aquella época el fenómeno Zombie todavía estaba un tanto más moderado y no era la pesadilla mainstream que es ahora. Así que cuando entras a ver [•REC] sin tener ni idea de la película (porque absolutamente nadie estaba esperándola) y te encuentras la estética de España Directo, la estética de Berlanga, una comedia sutilísima donde todos los personajes se detestan, incluso la estética de películas italianas con ese plano final, la mujer anoréxica acercándose, algo absolutamente deslumbrante... Es entonces cuando tienes que obligarte a ti mismo a replantearte como espectador tus herramientas como crítico, porque no puedes definir [•REC] como una gran película de zombies en la tradición de George A. Romero, ni hablar, esto es una película de vecinos y mala leche española, es un vodevil magnífico.

Cuando vi Los Cronocrímenes tuve incluso una ruptura mayor, porque tiene dos influencias confesas. Una podría ser La invención de Morel, la magnífica novela de Adolfo Biel Casares, la historia de un náufrago que se enamora de una ilusión y que descubrirá que ésta está generada artificialmente por un profesor; y la otra, Doble Cuerpo, la maravillosa película de 1984 de Brian de Palma, que os recomiendo encarecidamente pese a que los críticos nos hayan dicho que De Palma es un imitador de Hitchcock. A ver, es que no tienen nada que ver: uno es un moralista y el otro es un erotómano, como la noche y el día.

Los Cronocrímenes rompió no solamente todas mis expectativas sino también mi manera de hacer crítica. Es decir, cómo encuentras las palabras adecuadas para hablar de una película de paradojas temporales de la hostia que transcurre a veinte metros de casa. No te queda otra opción que no sea revisar tu propia tradición literaria y fílmica. Ésa es para mí la mejor respuesta al hype: que los críticos y los cineastas no se fundan en uno, sino que vayan al mismo tiempo descubriendo tradiciones fílmicas perdidas y tradiciones literarias o artísticas nuevas de cualquier tipo. Yo siempre he dicho que mis mejores momentos como espectador, y éstas dos películas son un claro ejemplo de ello, han sido cuando me he encontrado sin saber dónde colocar algo porque tengo que encontrar las palabras correctas para hacerlo, y esto por desgracia sucede cada vez menos en este momento industrial tan confuso pero a la vez tan excitante que estamos viviendo.

Posiblemente el último ejemplo de todo esto sería Diamond Flash. Es una película que no váis a saber donde colocarla pero no importa, váis a tener que esperar y eso es lo que vale la pena: encontrar las palabras, encontrar vuestra tradición, encontrar los referentes y aprender a leerlos de nuevo. Ver una película es también ver una forma de pasado y es así como podemos construir el futuro.

JORDI COSTA
Quizá no sea una definición totalmente correcta, pero llevo tiempo diciendo que para mí el hype es el cultivo de cierta necesidad de consumo cultural, que se exacerba de una manera patológica en determinados ambientes y luego se desvanece...

Jordi Costa
Haciendo la mili en Dirigido Por.
De todas maneras, a mí me parecen muy interesantes las transformaciones y los cambios sustanciales por los que está pasando la crítica cinematográfica. Hoy en día todos tenemos las herramientas para convertirnos en críticos con cierta exposición sin necesidad de acceder a los medios profesionales ni “hacer la mili” como tuve que hacer yo en la revista Dirigido Por, donde me tiraban al suelo, me rociaban la litera de amoníaco y la incendiaban... Bueno, la verdad es que ahora acabo de exagerar bastante, pero sí es cierto que se han evaporado esas fases previas y eso de por sí ni es bueno ni es malo. Además, favorece el relevo generacional y la aparición de nuevas voces no contaminadas en un ámbito profesional que es muy reticente, estático y poco fluído.

Eso sí, el tener ciertas herramientas no te convierte de por sí automáticamente en un crítico interesante. Hay muchísimos blogs que lo que hacen es intentar emular lo peor de un tipo de escritura (vicios incluidos) de la crítica que encontramos en los medios profesionales, pero esa proporción minoritaria de blogs que entienden las claves de lo nuevo que está surgiendo sí valen la pena porque sólo puede enriquecer, estimular y de hecho poner en guardia al crítico profesional.

También hay un fenómeno aceptado por la industria y las propias productoras y distribuidoras que está directamente relacionado con el hype, y es que de repente se ha otorgado un poder altísimo a las comunidades de fans que generan, aceptan y magnifican esa especie de opinión monolítica previa de la que hablaba Alvy, ¿no? Noel Ceballos comentaba en Twitter que ya empieza a notar una gotita de sudor frío al imaginar lo mal que lo vamos a pasar cuando tengamos que enfrentarnos con los fundamentalistas de The Dark Knight Rises, que ya creen que esa película va a ser ABSOLUTA y que cualquier opinión disidente o contraria merece ser fustigada, necronizada o incluso linchada.

Muchas veces el hype adopta la forma de pelotón de linchamiento que exige al creador que su película se ajuste a la idea preconcebida que tiene esa comunidad de fans, cuando lo deseable sería que el análisis de los críticos fuera diverso y generara un montón de lecturas distintas. Esta situación ha creado monstruos (que a mí no me disgustan del todo) como la trilogía de El Señor de los anillos, un claro ejemplo de película que no acaba nunca. Estaría bien que el señor Peter Jackson y su esposa y guionista Fran Walsh hubieran aprendido que el cine gana como lenguaje sintético y no debería limitarse a ser una mera ilustración de las palabras del señor Tolkien.

Jordi Costa
Le daría un beso de tornillo a
Jar-Jar Binks para poder merendar en
la cafetería de El Corte Inglés.
Estos pelotones de linchamiento llevados a cabo por fans fundamentalistas, en el fondo están moviéndose a través de un impulso meramente publicitario. Es gente que está haciendo publicidad gratuita por una especie de amor imperativo hacia determinados fragmentos de la cultura popular. Y esto me recuerda a dos cosas que he visto recientemente, que sí que tienen que ver con el Cine Low Cost. No sé si habéis visto un falso programa llamado Go, Ibiza, Go! realizado por Los Pioneros del S.XXI. Ellos juegan a hacer publicidad “a la fuerza” de marcas que no saben que están siendo anunciadas. Esa estrategia también la vi en otra creación que me parece excepcional como es Coneix la teva ciutat, de los Venga Monjas. En el especial navidad del año pasado hay una especie de publicidad “a la fuerza” de la cafetería de El Corte Inglés. Es una publicidad muy agresiva, e imagino que a los señores que llevan la imagen de esos grandes almacenes no les apasiona la idea de estar asociados con conceptos como beber un vaso de sangre de perro o matar a una familia entera para poder comer en la cafetería de El Corte Inglés. Pues lo que hacen Los Pioneros y Venga Monjas es un poco la versión exasperada de lo que están haciendo realmente estas comunidades de fans, que de repente propagan un discurso publicitario gratuito y pasivo porque sí.

Alvy ha dicho antes una cosa muy interesante, y es que el ejercicio de la crítica sólo cobra sentido cuando te enfrentas a una película que te obliga a partir de cero y romper tu lenguaje para explicarla. En el fondo es lo que decía el crítico gastronómico Anton Ego en Ratatouille. En el imaginario colectivo ha quedado la frase de “lo que decimos que es una porquería tiene más valor que cualquiera de nuestros textos en los que decimos que es una porquería”. Todo el mundo se acuerda de eso para desautorizar a la crítica, pero no tantos recuerdan la segunda parte del monólogo, que es mucho más interesante, en la que el mismo Anton Ego dice que “el crítico sólo cobra sentido ante la defensa de lo nuevo y cuando de repente tiene que descubrir un nuevo lenguaje para explicar algo que no acaba de comprender o que le ha desarticulado”.

En este contexto en el que estamos, yo creo que el gran peligro al que nos tenemos que enfrentar no son las voces nuevas, al contrario, las tenemos que leer, recibir, apreciar, y de hecho integrar, para dinamizar este gremio que ha estado viejo y artrítico durante muchos años. Ahí no está el peligro, el peligro está precisamente en el lenguaje publicitario que cada vez se infiltra más en todo lo que hacemos.

Pienso sinceramente que es una pena que la información cinematográfica haya acabado convirtiéndose en esto, en poner un nuevo link del enésimo trailer de la franquicia de siempre, sea ésta cual sea. Me parece realmente triste. Creo que lo que tenemos que hacer los críticos es intentar desarrollar un lenguaje, sintonizarlo con estas nuevas obras que están saliendo y combatir la infiltración del lenguaje publicitario. Parece que el único podio al que se nos permite acceder a los críticos es cuando nos colocan una frase o un adjetivo en el cartel de una película: “ASOMBROSO”, así, en letras grandes. Amigos míos, eso no es un éxito, eso es un fracaso. Significa que te has dejado de alguna manera infectar por el lenguaje publicitario.

QUIM CASAS
En mi caso concreto hay dos películas que me rompieron los esquemas. Una es Persona de Ingmar Bergman y la otra es Cabeza Borradora de David Lynch. Son dos películas de las que he escrito bastante por distintos motivos, las he visto bastantes veces y me siguen rompiendo los esquemas hoy en día, especialmente Persona.

Por edad, lo de Low Cost no me pilla demasiado extrañado porque posiblemente cuatro de mis directores preferidos han sido Low Cost, lo siguen siendo o han vuelto a esa categoría después de pasar por fases distintas. Hablo de David Lynch, Jim Jarmusch, John Carpenter y Philippe Garrel. De hecho, de éste último ni siquiera se ha estrenado ninguna película en España.

Jim Jarmusch
"No estaba muertoooo, estaba
tomando canaaas".
Cabeza Borradora era una película absolutamente Low Cost, luego Lynch ya se embarcó en experiencias un poco psicotrónicas como Dune, pero al final ha vuelto a ese estadio inicial con su última película, Inland Empire, que se estrena en salas contra sus deseos. Su idea era que se viera por Internet en su web. Carpenter, en sus inicios con Dark Star e incluso Asalto a la comisaría del Distrito 13 está en esa misma línea, y Jarmusch para mí es el único independiente auténtico dentro de toda esta mezcolanza absolutamente horrible que nos han vendido bajo la denominación de cine independiente americano actual, porque sabe que en el momento en el que pacte y se vaya a hacer una película a Hollywood no le van a dejar hacer lo que él siempre ha querido hacer. Recuerdo unas declaraciones del año 84 o del 85, de cuando se estrenó su segunda película, Extraños en el paraíso, en las que él decía: “Bueno, quiero tener un poquitín más de presupuesto en mi siguiente película para que en vez de ser tres miembros del equipo seamos cuatro, pero no aspiro a mucho más”. Bueno, sí, en algunas de las últimas películas están Johnny Depp, Bill Murray, actores de este tipo que siguen transitando de Hollywood al cine indie, pero la verdad es que lo ha cumplido bastante a rajatabla.

A veces echo en falta un fenómeno que ocurrió en los años 60 en este país. Yo no lo viví porque era pequeñajo, pero que sí que conozco gente que me lo ha contado. En los años 60 había dos revistas especializadas que eran Cine Ideal y Nuestro Cine. Unos defendían de manera muy beligerante un tipo de cine y otros el cine contrario. Nuestro Cine, para entendernos, era más de significación política, y en ella escribía buena parte de la crítica que en ese momento estaba afiliada o militaba en partidos de izquierda, y había una cierta crítica con intenciones ideológicas. Estaban, por ejemplo, Ángel Fernández-Santos, crítico de El País antes de que entrara Jordi, o Victor Erice, director de El Espíritu de la colmena. En el otro bando, Cine Ideal era una revista que reivindicaba un cierto cine clásico de Hollywood, y escribía gente como José Luis Guarner o José María Latorre... Y me explicaban, tanto unos como otros, que cuando se estrenó una película (que quiero creer que esta reivindicada por una cierta modernidad pero que en su momento no lo fue) como Charada de Stanley Donen, la gente iba a ver la película dos o tres veces, y en el caso concreto de Charada se producía en la propia sala una especie de batalla campal entre los críticos de Nuestro Cine, que la cuestionaban y decían que era el tipo de cine de Hollywood absolutamente banal y sin ningún interés, y la gente de Cine Ideal que la defendían e incluso, como me comentó una vez José Luis Guarner, que era de los que la defendían, brindaban con botellas de champán y vasos de cristal, una cosa absolutamente lógica y coherente.


Ahora puede haber piques entre revistas o piques entre medios, pero evidentemente la situación es completamente distinta. Como comentaba Jordi, la crítica cinematográfica es un gremio bastante conservador y artrítico, aunque creo que básicamente esto sucede por una cuestión meramente económica. Es decir, a la gente no le gustaba que salieran nuevas voces porque básicamente podían quitarles el sitio. No voy a decir que no haya cosas interesantes en los medios convencionales, pero algunas de las piezas más interesantes que he leído en los últimos tiempos no las he encontrado en revistas de papel impreso sino en catálogos de festivales, blogs personales o revistas digitales.

Algo que me parece fundamental y que me parece horrible que se haya perdido en la crítica oficialista de los medios profesionales es la curiosidad. Creo que no puedes ejercer la crítica de cine, o la crítica de música, o la crítica de fotografía, la de cómic o de cualquier otra cosa si has perdido esa curiosidad que yo, desgraciadamente, en gente de mi edad y alguno incluso más joven que yo, han perdido por completo.

Quim Casas
Fijáos bien, ahora mismo está leyendo este pie de foto Y LE GUSTA.