El Sargento y la Teniente han salido al exterior para una inspección de rutina y así de paso quitar las luces de navidad que adornaban la nave. Hemos sometido a votación si dejábamos la estrella en el morro del fuselaje, junto a la matrícula, pero el maldito Alien se ha comido su voto. O bien ha desarrollado un instintivo odio hacia estas entrañables fechas, o bien no asimila del todo el sublime mecanismo básico de nuestra amada Democracia, pese a lo breve de su contacto con tan excelsa tradición.
-Hala, por votación popular se dictamina que la estrella se va al desván, con el resto. O unanimidad o nada. Se levanta la sesión. -Ha dicho la Teniente Ripilente al efectuar el recuento.
-Buuuuuuuuuurp...
-Y se recomienda Almax Gasus-Cosmicus para el maldito Alien.
Y allá se han ido la Teniente y el Sargento; valientes exploradores de las profundidades sin fondo de este vasto y desolado paraje espacial que ningún sonido ha osado cruzar jamás...
De repente, el Sargento se ha desplomado sobre el felpudo de la compuerta de salida. PLOF.
-¡Cobra, capullo! -profiere la Teniente Ripilente por el Skype que tiene conectado al casco espacial- ¡Te has vuelto a olvidar de cargar el oxígeno en el traje del Sargento!
El maldito Alien, que estaba jugando a marcianitos en la consola del control de mando, ha lanzado una zapatilla para despertarme.
-Uuuuuuuuuuh, Uuuuuuuuuuuh...
-¡Por los clavos de James Cameron! Maldita rata galáctica, cualquier día de estos... ¡Coño, y yo que ya daba por perdida esta zapatilla! ¿No habrás visto también mi bata de boatiné?
-Uuuuuuuuu, Uuuuuuuuh...
-Yavá, yavá, ahora mismo le chuto el oxígeno por mail... No te preocupes por el Sargento, es un tipo duro. Era el piloto del helicóptero con el que se estrellaron Rajoy y Aguirre. Si no hubiera sido por él, el desastre habría sido inevitable. Creo que por eso lo desterraron a esta misión.
-Oye, Cobra, ¿qué ostias le has cargado al Sargento? No deja de mirarme con cara rara y meterme mano en el traje espacial... -Dice la Teniente.
-Ven aquí, cordera, te vas a enterar de lo que vale un peine para calvos...
El maldito Alien señala una de las múltiples pantallas con su garra derecha.
-Uuuuuuuuuh, Uuuuuuuuuuh....
-Anda, qué error más tonto, si en vez de oxígeno le he cargado viagra...
-Hala, por votación popular se dictamina que la estrella se va al desván, con el resto. O unanimidad o nada. Se levanta la sesión. -Ha dicho la Teniente Ripilente al efectuar el recuento.
-Buuuuuuuuuurp...
-Y se recomienda Almax Gasus-Cosmicus para el maldito Alien.
Y allá se han ido la Teniente y el Sargento; valientes exploradores de las profundidades sin fondo de este vasto y desolado paraje espacial que ningún sonido ha osado cruzar jamás...
De repente, el Sargento se ha desplomado sobre el felpudo de la compuerta de salida. PLOF.
-¡Cobra, capullo! -profiere la Teniente Ripilente por el Skype que tiene conectado al casco espacial- ¡Te has vuelto a olvidar de cargar el oxígeno en el traje del Sargento!
El maldito Alien, que estaba jugando a marcianitos en la consola del control de mando, ha lanzado una zapatilla para despertarme.
-Uuuuuuuuuuh, Uuuuuuuuuuuh...
-¡Por los clavos de James Cameron! Maldita rata galáctica, cualquier día de estos... ¡Coño, y yo que ya daba por perdida esta zapatilla! ¿No habrás visto también mi bata de boatiné?
-Uuuuuuuuu, Uuuuuuuuh...
-Yavá, yavá, ahora mismo le chuto el oxígeno por mail... No te preocupes por el Sargento, es un tipo duro. Era el piloto del helicóptero con el que se estrellaron Rajoy y Aguirre. Si no hubiera sido por él, el desastre habría sido inevitable. Creo que por eso lo desterraron a esta misión.
-Oye, Cobra, ¿qué ostias le has cargado al Sargento? No deja de mirarme con cara rara y meterme mano en el traje espacial... -Dice la Teniente.
-Ven aquí, cordera, te vas a enterar de lo que vale un peine para calvos...
El maldito Alien señala una de las múltiples pantallas con su garra derecha.
-Uuuuuuuuuh, Uuuuuuuuuuh....
-Anda, qué error más tonto, si en vez de oxígeno le he cargado viagra...
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Hala, despáchate a gusto. Pero ya sabes, pórtate bien o te despacho yo a ti, que para eso soy un mapache rabioso.