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viernes, 26 de abril de 2013

Angeladas (Work in progress)


CERO

Cruces de madera y bolas chinas hechas de esparto. Eso le regalaré a mi jefe cuando deje el curro. O eso o le quemo la tienda, y como la gasolina está taaan cara...

Hace un rato la nevera ha intentado devorarme. Qué horror, tendrías que haberla visto. Los yogures y la carne y los champiñones ahí, saltando de emoción sobre las bandejas ante la idea de masticarme durante un rato. Por suerte el microondas y la plancha han venido en mi ayuda.

Y eso, que los enchufes siguen teniendo dos agujeros. No lo entiendo, con lo bonitos que serían si fueran como una mesa de billar.


UNO

Abrir un cajón y encontrarte a ti mismo abriendo un cajón, como cuando aquella margarita te pidió que no la pisaras pero ya era demasiado tarde. Entonces el cielo se abrió, las entradas se cerraron y ya todos los calvos fueron felices por los tiempos de los tiempos.

Sigo sin llevar reloj, y remiendo calcetines para matar el tiempo.


DOS

El otro día una abuela la emprendió a bolsazos conmigo porque me pilló haciéndole una foto. Pobrecita ella, tan desvalida, tan indefensa. Después me enteré de que había sido campeona de lucha libre en sus buenos tiempos. Vaya, nunca lo hubiera dicho. Y yo que pensaba que lo de mi nariz rota y las costillas machacadas había sido únicamente fruto de la casualidad...

Hablando de frutos, me declaro fan total de la petanca.


TRES

En un principio, en el feto, éramos dos. Al nacer, mi hermano gemelo tuvo problemas respiratorios durante dos días. Y se murió. Así fue como la soledad crónica se instaló de por vida en mi médula espinalmente dmEnZiAdA.

Treinta y un años y todavía lo echo de menos.