Durante cuatro días del pasado mes de junio, Barcelona y su Arts Santa Mònica acogieron un ciclo de proyecciones y mesas redondas bajo la bandera Cine Low Cost. "¿Y qué es eso de Cine Low Cost?", intuyo que te preguntas. Tranqui, Desirée de Fez (coordinadora y programadora del proyecto) te lo cuenta a grandes rasgos: “Más que explicar nada, es un modo de intentar entre todos saber en qué punto estamos, qué cine se está haciendo aquí y si este cine de bajo presupuesto es una alternativa o un relevo”.
Suena bien, ¿eh? A mí también me sonó genial cuando lo vi anunciado. Además, en el programa se incluían charlas con gente a la que respeto más allá de lo que el decoro me permite confesar en público, amén de proyectarse piezas y alguna que otra peli que llevaba mucho tiempo queriendo ver, así que no me lo pensé dos veces, trinqué la TrágicoMochila y hala, para allá que me fui grabadora y cámara en mano dispuesto a aposentar mi culo mapatxil en la primera fila.
Lo que sigue a continuación servirá para que os hagáis una idea de lo que se vivió en la primera mesa redonda, cuyos protagonistas fueron Àngel Sala (director del Festival de Sitges y un habitual de este blog), Jaume Ripoll (director editorial y socio fundador de Filmin) y Carlos Ríos (director del Festival Cine D’autor BCN).
///Nuevas pantallas... ¿Alternativa o Relevo?///
JAUME RIPOLL
Dentro del guión que la organización nos proponía, el primer punto se refería al supuesto de que Internet iba a matar a la sala de cine, así que por la misma regla de tres, ahora los festivales de internet tienen que matar a los festivales de cine tradicionales. En Filmin nos parece un despropósito pensar algo así porque son experiencias completamente distintas. Si acaso, los festivales online vienen a complementar la programación de los festivales tradicionales.
¿Cuántas pelis que se han pasado en el Festival de Sitges no se han podido ver después por falta de distribución? ¿Cuántas se han perdido en cartelera al no encontrar a su público? En Barcelona tenemos acceso a muchos festivales, pero más allá de las grandes capitales hay pelis que resulta casi imposible ver. Nosotros vamos poco a poco, pero sentimos que nuestra obligación es ofrecer esas películas, intentar recuperar al espectador que ha dejado de ir a las salas y ofrecerle aquello que quiere al precio que quiere.
ÀNGEL SALA
Àngel Sala "Tú a Sundance y yo a Sitgesfornia" |
Esta situación no es nueva. Cuando apareció el cine se decía que acabaría con el teatro, luego fue que la televisión acabaría con el cine, después que si el videojuego acabaría con el cine... Y nada de eso se ha cumplido, así que comprenderéis que me cueste bastante creer en esto de los relevos; creo más en lo positivo de vivir en un panorama en el que muchísimas formas de expresión audiovisuales y artísticas se complementan perfectamente. Lo que es innegable es que se está produciendo una obligada (e incluso diría que necesaria) crisis en el modo en el que vemos cine, pero eso es una consecuencia de la evolución tecnológica que está permitiendo disfrutar de ese arte de una forma diferente a la tradicional.
Por otro lado, no hay un festival que pueda subsistir si se aferra a los modelos tradicionales. Los festivales que han conseguido cierto impacto y éxito de público lo han logrado precisamente por estar siempre abiertos a nuevas formas de expresión. No podemos ser una simple plataforma de exhibición especializada, como tampoco podemos estar dedicados íntegramente a la promoción industrial o debernos únicamente al público. Los festivales han ido evolucionando, pero evidentemente también deben esforzarse en servir sus productos de una forma más variada.
Lo que no entiendo es tanta resistencia y tanto miedo por parte de festivales y de canales de distribución a sacar películas al mismo tiempo en salas y V.O.D. (Video On Demand). Existe un riesgo, claro, pero es que vivimos un momento en el que si no te arriesgas no avanzas. Los festivales, exhibidores y distribuidores de este país tienen que cambiar el chip, porque siguen siendo muy conservadores y están aferrados a unas posiciones tremendamente inmovilistas que sólo van a la queja. Las cosas no tienen porqué ir peor, también pueden ir a mejor.
CARLOS RÍOS
A lo que Jaume y Àngel han dicho yo querría añadir que si los festivales y las plataformas online de V.O.D. aceptamos que somos prescriptores, lo único que tenemos que hacer es seguir cuidando ese cine de autor, ese cine independiente, ese cine invisible, ese cine que normalmente no llega a las carteleras. Es esa suma de esfuerzos lo que permite que en un festival se puedan ver esas películas con presencia de sus directores, productores, actores o actrices, además de facilitar que esas mismas películas puedan verse después en otras ciudades. Es una suma de fuerzas importantísima que precisa de una sinergia que hay que promocionar y alentar.
También hay que analizar todas las posibilidades reales del streaming, VOD o cualquier otra plataforma online. Muchas veces haces un repaso de las distintas plataformas existentes actualmente y en la mayoría de ellas encuentras las mismas películas, así que no lo digo porque esté Jaume presente, pero a mi parecer Filmin es la que tiene en su catálogo más películas con una variedad real en la que encontrar cine de autor, independiente y películas más arriesgadas. Creo que ese es el camino a seguir..
JAUME RIPOLL
Al final, lo que nos falta a todos es tiempo y lo que nos sobra son películas, series, libros... En serio, nos falta vida. No tienes tiempo vital para poder ver todo aquello que se puede programar, porque el loco éste programa en un festival como Sitges ochocientas películas y te encuentras con que no tienes tiempo para dormir, no puedes salir de fiesta, no puedes hacer nada...
Los que tenemos la suerte de ir a Berlín, o a Sundance, o a Cannes para ver diez películas al día hasta perder la razón, lo hacemos porque alguien nos paga confiando en que nosotros podemos ser prescriptores. Quizá me equivoque, pero en los próximos años los festivales van a acabar siendo distribuidores de contenidos que ellos mismos ofrezcan. Es un tanto utópico pensar que Cosmopolis o Holy Motors estén disponibles en Filmin al día siguiente de su estreno en un festival, pero sí es razonable creer que un gran número de películas de éste u otros años podrán recuperarse gracias a nuestro acuerdo de colaboración con Sitges, porque si las estrenamos nosotros en plan kamikaze en Filmin nadie va a prestar atención, pero si lo hacemos amparados, mimados y cuidados bajo el manto de Sitges posiblemente haya más gente que pueda interesarse por esas películas.
Jaume Ripoll Ángel Sala no le deja irse de fiesta. |
La clave que no hemos conseguido resolver demasiado bien es cómo hacer atractiva esa película que la gran mayoría de gente aún no conoce, porque el nicho es mucho más pequeño de lo que a todos nos gustaría. Uno puede ser Trending Topic y es algo maravilloso, pero después ves el número de ventas y te das cuenta de que si el TT es esto no quiero saber lo que es no serlo. Es necesario coger distancia de nuestro círculo y saber lo que es la realidad, pero es el camino que hemos escogido. Lo que no podemos hacer es no recorrerlo por miedo a pensar que hoy todavía es demasiado pequeño, de lo contrario el camino no se va a hacer y vamos a acabar todos cogidos de la mano hasta el acantilado... y de ahí para abajo.
CARLOS RÍOS
Otro reto es el de recuperar a esa generación perdida que ya no va a las salas pero sí que sigue yendo a los festivales...
JAUME RIPOLL
Somos la generación de la obesidad mórbida, la cinefagia absoluta; tragamos, tragamos, tragamos cine, cine, series y más cine hasta que no nos cabe nada en la boca o en el estómago y tenemos que tirar de Almax e Ibuprofeno para poder digerir todo aquello que hemos visto. Al final no vemos películas, descontamos las que nos quedan por ver. Es un poco lo que nos pasa a casi todos.
Tanto festivales como plataformas deberíamos conseguir resolver la falta de auto-estima a la hora de potenciar el cine Low Cost que se pueda hacer en este país. Yo estoy absolutamente convencido de que si Diamond Flash estuviera rodada en inglés, las cifras de Filmin tendrían un dígito más porque Twitchfilm, Indiewire o noséquién nos habría dicho que era una peli que teníamos que seguir todos en Sundance; pero como es española, dura más de dos horas y el que la ha rodado lo ha hecho con su dinero, pues debe ser un friki y su película una rareza, cuando en realidad es una JODIDA OBRA MAESTRA mejor que el 95% de lo que se ve en Sundance. La gente esperaba Primer, esperaba Pi, esperaba Donnie Darko, esperaba Réquiem por un sueño con los brazos abiertos. Hoy tenemos ese fenómeno aquí, pero el público no ha roto esa frontera autoimpuesta o nosotros no hemos conseguido que lo haga.
ÀNGEL SALA
Lo de Sundance no deja de ser un slogan de marketing bien vendido y bien amueblado que ha funcionado (y sigue funcionando) hasta el punto de que un distribuidor internacional se lo cree, compra una película y gana Oscars con ella. Sitges bebe mucho de Sundance, pero el tema de “Si viene de ahí ya es bueno y si viene de aquí es de un friki que ha hecho una película rara” lo estamos intentando desmitificar.
En Sitges no renegamos de nuestra vocación y origen, pero no me canso de decir que somos un festival de cine fantástico en el que el género ha evolucionado. Es decir, no todo el fantástico son películas Hammer ni Universal ni personajes con colmillos, vendas o llegados de galaxias muy, muy lejanas... hay algo más. Sin embargo, hay gente aferrada a unos clichés para los que Sitges seguimos siendo “los del terror, los del gore, los de la sangre”. A veces se dice de un modo cariñoso y mola mucho escucharlo, pero bueno, la verdad es que al final ya cansa. Mira chico, hemos pasado Melancholia, hemos pasado Turin Horse, que son películas que se las pasas a según qué aficionado al terror y te pega una hostia.
Respecto al tema de Diamond Flash, que es una mezcla absoluta de géneros, parece que si no viene con el sello de un americano muy enrollado con un nombre guay y que mola mucho, pues será la película de un friki. Romper clichés, aquí, cuesta muchísimo. En Sitges, por ejemplo, fue complicadísimo hacer comprender a la gente que en el festival se podrían programar documentales. Perdemos mucho tiempo hasta que rompemos esas fronteras en este país.
JAUME RIPOLL
Uno de los principales problemas que aún tenemos los que trabajamos en y hacemos de Internet nuestro modo de vida es que el gran público tiende a pensar que aquello que está en Internet es algo malo, cutre, amateur, con actores no profesionales... ¿Por qué tiene que ser así? En Sundance cada año se presentan dos mil películas, de las cuales el mercado absorbe doscientas. ¿Acaso son cutres las mil ochocientas películas restantes y que pasados dos años suelen encontrar Internet como ventana de distribución? No, no es así. O cambiamos esa percepción global o cierta parte de la producción que se está rodando, dentro de cinco o diez años no se podrá hacer porque no podrán encontrar un público ni recuperar la inversión real de los productores. Al fin y al cabo, la diferencia entre el cine y cualquier otra cosa es que el cine es rematadamente caro. Una peli barata cuesta 20.000€ que los tienes que poner de tu bolsillo, una peli cara puede costar 10,15, 100, 200 millones. Y la clave es cómo recuperarlos para poder seguir haciendo películas, cómo hacer del cine algo más que una locura pasajera por la que algunos hipotecan casas de padres y madres. Ésa es la clave y la tenemos que resolver entre todos, sobre todo haciendo que Internet sea una ventana en la que la gente diga: “qué bien, hay una peli muy buena”. ¿Son los Artic Monkeys un mal grupo por colgar su nuevo single en Internet? No. Pues que suceda lo mismo con el cine. Como decía Ángel, tenemos que acercar el futuro, tenemos que atraerlo y que venga de una vez por todas porque de lo contrario las arenas del presente acabarán por tragarnos completamente.
Carlos Ríos Ama el cine d´Autor. |
CARLOS RÍOS
El problema de un festival o de Filmin es cómo vender estas películas indies y hacerlas atractivas. En USA siempre han conseguido vender muchísimos de esos conceptos y nosotros vamos un poco más lentos. Ahí yo creo que sí que hay ya un público que va más rápido y que sí que encuentra y auspicia ciertos productos
JAUME RIPOLL
Ojalá los medios de comunicación tradicionales se hicieran eco de aquellas películas que se estrenan directamente en Internet. Por otro lado, en esos medios cada vez se dedica menos espacio a la cultura en general porque parece que es algo pasado de moda y estamos en un país de deportistas. Si tienes una pelota muy bien, si no tienes pelota(s) lo tienes jodido. Todos los artículos que se han publicado sobre Diamond Flash (desde el de Marcos Ordoñez al de Luis Martinez) han ido genial y de alguna manera están normalizando algo que es excepcional, porque si este señor del cual me fío escribe en su periódico que esa película es buena, entonces voy a tener que romper mis prejuicios y acercarme a un medio que no es en el que yo habitualmente convivo.
Nos falta la ayuda de los medios tradicionales, nos falta que entiendan que las ventanas de distribución están cambiando, que los formatos están cambiando y que los sitios donde se pueden ver las películas también están cambiando... Ojalá cambien ellos con nosotros, porque necesitamos que en este mar de madera todo el mundo reme en la misma dirección.
CARLOS RÍOS
Más que un auge del cine Low Cost, yo también pienso que la situación obliga en muchos casos. No hay dinero, no hay fondos...
JAUME RIPOLL
...pero hay muchas películas, se rueda mucho. Quizá uno de los graves problemas es que escasea la autocrítica. Tal vez sea poco popular decirlo, pero yo cuando cocino en casa y me hago un bizcocho que está chafado en el medio y quemado por los lados... pues no abro mi cocina para que nadie lo vea. Ahora el pastel quemado te lo mandan a todos los festivales, te hacen dieciocho llamadas por si aún no te has comido el pastel o no lo has digerido bien y después se enfadan si les dices que el pastel les ha salido quemado.
Bizcocho de Mierda Fuente de la Imagen: El Cuartico del Pops |
ÀNGEL SALA
Estoy completamente de acuerdo y además es algo que lo sufro como programador y seleccionador junto a alguno más de mi equipo. No pasa nada si no servimos para hacer películas. El mundo no se acaba, hay otros trabajos. La democratización del acceso a los medios de producción es algo muy guay, pero tendría que estar acompañada de una racionalización de los posibles escenarios..
En los festivales hay unos comités de selección, unos filtros, y nosotros intentamos ponernos al día en esos nuevos procedimientos para seleccionar películas. Estamos todo el día con los radares puestos para detectar los Diamond Flash de turno, pero estoy de acuerdo en que hay una impresionante hipertrofia de oferta, ya no solo española.
Es un poco como esta moda muy guay y cool del minimalismo: pongo una cámara en la puerta, sale cualquier cosa y ya tengo una película de terror. Es algo que ha sido exportado desde los grandes estudios y la culpa la tiene Paranormal Activity. Grabas a una tía mirando a un tío por la noche durante una hora, lo pones en cámara rápida y eso da mucho miedo, ¿no? Pues así una hora y media. Se presentan a festivales y en algunos casos incluso han conseguido que Paramount la compre y la estrene en los cines. Para mí, todo esto se ha convertido en una especie de plaga-mutación diabólica del Low Cost más que en un subgénero cinematográfico. Con el caso de Paranormal Activity han hecho una franquicia con una cosa que a mí me hubiese dado hasta verguenza enseñarla a mi familia.
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“HABLEMOS DE CIFRAS”
JAUME RIPOLL
En Filmin depende del mes, pero en el año 2012 las cifras reales oscilan entre 50 y 90.000 películas vistas. Las cifras de Diamond Flash, por deferencia a Carlos Vermut, quedarán entre nosotros. Te puedo decir que hace unos años las liquidaciones de Filmin servían para pagar cafés, después sirvieron para pagar la luz, después para pagar alguna nómina y esperemos que dentro de uno o dos años podamos pagar una película. Este es un poco el camino que queremos seguir.
Quizá uno de los problemas que tenemos nosotros es que al estrenar muchas películas, no podemos hacer el mismo ruido por igual para todas ellas, porque entonces seríamos una fábrica de SPAM y la gente huiría de la marca Filmin. El creador, productor o distribuidor también debe hacer un esfuerzo para posicionarlas.